21.1.10

Pío, el pollito pastor. Página 2

Desde que Pío salió del cascarón le encantaba rodear la granja y caminar bajo el sol hasta el cercado. Allí, al otro lado, las ovejas pastaban tranquilamente, con su mullida capa de lana que las protegía del viento frío del invierno y que las hacía parecer pequeñas nubes blancas. Cuando les tocaba salir a pasear por el campo, Lobo, el perro, se acercaba a las ovejas ladrando con fuerza y ellas, obedientes, caminaban en grupo, sin separarse. Y Pío lo observaba todo muy callado, queriendo aprender.
- Las ovejas son demasiado grandes, te pisarán.- le decía su madre cuando le sorprendía junto al cercado.
- Los perros deben ser pastores. Y tú no eres un perro, eres un pollito. Tu deber es comer maíz con los demás pollitos.- repetían sus hermanos.
Pero nada podía convencer a Pío.
- ¿Porqué no puede un pollito ser pastor? ¿Quién a decidido que sólo los perros pueden?- preguntaba Pío, pero los demás animales no le respondían. Todos se reían diciendo que las ovejas nunca harían caso a un pequeño pollo amarillo.

1 comentario:

Amelie dijo...

que siga la historia ! :D