Creía que todos la observaban , pero era mentira. A veces cerraba los ojos y se imaginaba a si misma mientras el suelo se abría bajo sus pies, pero era otra, una diferente, alguien mejor, quien saltaba sobre las grietas. Y era ella la que caía al abismo. Se soñaba tal y como no era, ansiando que los demás jamás viesen la realidad. Pero en el fondo, simplemente se estaba buscando. En cada rincón, en cada pliegue de sus muchas realidades, la mayoría por cierto inventadas, en cada susurro de la tormenta. Cuando abría los ojos se veía a sí misma, sin el peso del mundo sobre los hombros, sin la sombra del pasado ni la del acechante futuro. Simplemente ella. Inmensamente ella. Entonces, sonreía.
27.8.09
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