26.6.09

D, de Despedida

Hoy altero mi abecedario pero es por una causa justificada. Porque todos deberíamos hoy hacer un acto de homenaje y de despedida a una figura a la que le preceden las impresionantes cifras de ventas, al Rey del Pop, a, como he leído por ahí, el último Peter Pan. Sea como sea, a pesar de que sea ahora cuando todos saquen a relucir su vida privada, la llegada de Michael Jackson a la música marcó un antes y un después, y lo mismo ocurrirá a partir de hoy. Con el tiempo, la historia se encargará de darle las gracias por lo que fue, porque los grandes ídolos nunca se van del todo.

Desde mi pequeño rinconcito virtual, aquí dejo mi tributo, mi minuto de silencio, y un sencillo Adiós.



Esa es mi favorita.

Y si alguien cree que se ha hecho algo mejor que esto (musicalmente) en los últimos 20 años, que me lo comente.

17.6.09

A de 'A ciegas'

NO pretendo conocer el final de la historia y perder así el interés, pero ¿no debe la protagonista conocer al menos de qué va el argumento?

"La gárgola", de Andrew Davidson

"Todo arde si la llama es lo bastante fuerte. El mundo es sólo un crisol."

15.6.09

Sub-conciente

Para quienes dicen que la peor combinación posible es el alcohol y la conducción, hoy les voy a dr una sorpresa, porque conozco otra peor: el insomnio y el tiempo libre. Porque ambos generan pensamientos y se retroalimentan de ellos, de manera que te pasas el día y la noche con los ojos como platos viendo como el tiempo pasa riéndose de ti. ¡Ja! Maldito raciocinio. Y eso que dicen que es lo que nos diferencia del resto de los seres vivos. Pues yo, algunas noches, desearía ser una simple y feliz ameba.

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Busco diccionario para descrifrar los sueños que tengo despierta

12.6.09

Mala imagen

Nadie sospechaba de él. Y, pese a que era lo que había pretendido, en cierto modo le molestaba. Porque él era por encima de todo un artista, y aquella era una de sus mejores obras. Cerró los ojos a las imágenes del televisor y las suplantó en su mente por el recuerdo de los cortes finos y perfectos en la piel, el brillante surco de sangre sobre la tez blanca y brillante, los órganos extraídos sin prisa, casi con delicadeza, y aquella extremidad sesgada de manera impoluta y precisa. Volvió a abrir los ojos. Aquella atrocidad llevaba la marca de un médico o alguien conocedor del cuerpo humano, confesaba en ese momento el portavoz de la policía. Una vez más, el anonimato llevaba asociado el menosprecio de quienes se pensaban superiores. Pero en su interior él sabía quién era y se enorgullecía de no necesitar una carrera, ni siquiera unos principios básicos de anatomía humana, para calar el corazón de quienes apreciaban cada una de sus “propuestas artísticas”. A él le bastaba con trabajar en la carnicería de súper de la esquina, con ser nadie, con no levantar sospechas. Porque al final, aquella era su ventaja.